Si alguna mujer aprende tanto como para
escribir sus pensamientos,
que lo haga y que no desprecie el honor
sino más bien que lo exhiba,
en vez de exhibir ropas finas, collares
o anillos... (Cristina de Pisan)
El papel de la mujer en la Edad Media era muy pequeño, sólo
se le consideraba por su capacidad de procrear. “La mujer ideal debía dedicarse a desempeñar las
labores de esposa y de madre; o bien, dedicarse al mundo conventual. Su
existencia no tenía, pues, valor en sí misma, sino que estaba subordinada al
otro: el marido o Dios”. (Cabanes Jiménez)
Pero a partir del siglo XII, con los trovadores y el
progreso de la cultura urbana, lo que se pensaba de la mujer fue cambiando. “Al
desprecio y a los malos tratos sucedieron la adoración, el respeto y la admiración”.
(Bonnassie, 22)
A pesar de esto, no había un lugar para las mujeres en la
escritura, sin embargo, algunas se atrevieron a desafiar esta condición y
decidieron escribir como Hildegard von Bingen, Elisabeth de Schönau, Hroswitha
de Gandersheim, Eloísa de Argenteuil, María de Francia, Leonor de Aquitania, La
Condesa de Dia, María de Ventardorn, Cristina de Pizán, Leonor López de
Córdoba, entre otras.
Hildegard von Bingen “fue conocida por su labor científica y
por sus experiencias místicas” (Miaja, 223). Comenzó a escribir por mandato
divino, después de una experiencia mística que tuvo; en su primera obra Scivias recopiló todas sus visiones y
los mensajes recibidos por Dios. Era una mujer con muchos conocimientos sobre teología,
medicina y ciencias naturales; alguna vez deseó enseñar, pero por su condición
de mujer no se lo permitieron. Sobre estos temas escribió muchos textos, además
de poemas, canciones y algunas cartas escritas a personas diversas. De las
canciones, ella también componía la música. “La música no era un simple
acompañamiento de la liturgia, sino expresión de la armonía del cosmos que el
hombre percibe en su experiencia estética”. (Saranyana, 92)
Hildegard escribe sobre la condición de la mujer y el hombre,
apoyada con fuentes bíblicas.
...que
Eva fuese creada del varón supone una cierta superioridad, según Bingen, de la
mujer, porque ésta no viene de la tierra: es, por ello, más “aérea y hábil o
diestra”. Y, por lo contrario, por ser de la tierra, el varón es más cruel y
violento. El hombre simboliza el Antiguo Testamento; la mujer, por su
debilidad, el Nuevo. (Saranyana, 93)
Ella no habla de la superioridad de la mujer, sino de una
igualdad y complementariedad de ambos. Se interesó mucho sobre las peculariedades
femeninas, pero no en un sentido, como hoy podríamos llamar, feminista.
Elisabeth de Schönau fue influenciada por la Biblia, la
liturgia y los escritos de Hildegard. Ella también tenía experiencias místicas,
pero de una manera distinta, tenía visiones, apariciones y alteraciones
físicas. Se sabe que conoció a Hildegard por unas cartas que se conservan que
se escribieron entre ellas. Sus escritos se basaron en las revelaciones que
tenía y contienen mensajes para todo tipo de personas.
Hroswitha de Gandersheim era una monja, al igual que
Hildegard y Elisabeth. No se conocen muchos datos de su vida. Su poesía se
inspira en la Iglesia y en la poesía clásica latina.
María de Francia es considerada la primera mujer escritora
de Francia, no se sabe casi nada de su vida. Tradujo algunas fábulas de Fedro,
que llamó Ysopet y una narración de
San Patricio sobre el purgatorio. Sus obras más conocidas son los lais, que
tratan temas amorosos, en los que le concede libertad a la mujer, haciendo que
sean las que dan el primer paso.
Eloísa de Argenteuil es conocida por sus cartas a su amado
Abelardo. Ellos se amaban pero el tío de Eloísa no quería que estuviera con él,
por lo que escapan y se casan, después Abelardo es castrado por lo que hizo,
pero Eloísa aun así lo amaba. Abelardo se sentía culpable por lo que hizo y se metió
de monje, y Eloísa hizo lo mismo convirtiéndose en monja, aunque siempre lo
amó. Su noción era que la mujer era inferior al hombre.
De las “trobairitz” (trovadoras) no se conocen muchos datos
y los que se saben son muy inciertos. En sus composiciones se notan diferencias
con la de los trovadores masculinos; ellas no idealizaban, “destaca la
capacidad de expresar el deseo femenino sin sublimarlo pero también sin
reducirlo a exceso informe” (Cabanes Jiménez) y cantaban al amor perdido. La
mayoría de las mujeres escritoras, eran monjas, ya que esto les permitía
desarrollarse intelectualmente.
FUENTES
Bonnassie,
Pierre. Vocabulario básico de la historia
medieval. Trad. Manuel Sánchez Martínez. Barcelona: Crítica, 1988.
Cabanes Jiménez, Pilar. “Escritoras en la
Edad Media”. Espectáculo. Revista de estudios
literarios. No. 33, julio-octubre 2006, año XI. Universidad Complutense de
Madrid. 30 oct. 2009.
Miaja, María Teresa. “Hildegarda de Bingen
y el arte de vivir”. Caballeros, monjas y
maestros en la Edad Media. Ed. Walde, Lillian von der, Concepción Company y
Aurelio González. México: UNAM y El Colegio de México, 1996. 221-230.
Saranyana,
Josep-Ignasi. La discusión medieval sobre
la condición femenina (Siglos VIII al XIII). Salamanca: Publicaciones
Universidad Pontificia de Salamanca, 1997.
5 comentarios:
Interesantísimo así da gusto leer, un saludo y enhorabuena por tu información.
Victoria.
Muy interesante. De algunas sabía y otras fue bueno que me instruyeras. Gracias. Un abrazo
Muy buen espacio te felicito, me ha encantado.
Suerte
Eres prolífica. Yo no.
Mis ideas recurrentes se agolpan,
sí, en mi mente. Y no paso de ahí, de ser repetitivo.
Todos los días me sorprenden los umanos. Y he dado con uno por casualidad. Simplemente al decir, "siguiente blog". Ha aparecido un "solamente tú", mientras escuchaba una canción que me dice: recuerda.
http://www.youtube.com/watch?v=SvA-FsZHsQQ#t=0m30s
excelente blog, me gusta mucho lo que has creado, espero que sigas enriqueciendolo mas, felicidades!.
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