martes, 17 de abril de 2007

La pregunta del millón


Jajajajajaja, si, la pregunta del millón, todo aquel que me conoce siempre me dice: ¿por qué eres tan callada? Mmm, no sé...

Que cruel soy, jeje, les daré una respuesta, pero para esto, tengo que hablarles de dos clases de respuestas, la primera, que es la que le digo a todo el mundo y la segunda que es la verdadera y que es algo... ya lo verán.

Pues la primera, la que siempre digo, es: "porque no me gusta hablar". La respuesta más sencilla, lógica y cómoda; aunque si tiene algo de verdad, no es del todo cierto, pues si pudieran escuchar lo que pienso, se sorprenderían de cuanto pasa por mi cabeza. Como ya dije alguna vez, me gusta más pensar que hablar, además de que no tengo con quien compartir todo eso que pienso, no es por despresiar a ninguno de mis amigos, pero a veces son cosas que son muy raras o bobas o tristes. La única persona con la que he logrado trasmitir estos pensamientos, es con uno de mis hermanos, con él hablo tanto que lo llego a hartar de tanto palabrerio -aunque no lo crean-, tal vez porque lo conosco desde que nació o no sé, creo que tengo mucha confianza con él. Porque conmigo, para que me hagan hablar, debo sentirme en confianza. También existe otra persona con la que llegue a tener casi la misma confianza que con mi hermano. A él le contaba muchas cosas, le decía cada detalle de mi vida, pero después nos empezamos a distanciar un poco (o fui yo, no sé), y ya no hablo tanto con él, sólo para hablar de las cosas cotidianas.

La segunda respuesta... advierto, si lo van a leer, no se vayan a sentir ofendidos, no es personal, asi soy. Bueno, la segunda respuesta y que jamás le digo a nadie, es que me fastidian las personas, a veces me parecen realmente molestas, especialmente aquellas que intentan obligarme a hablar (bien esta parte si es personal), y si les queda el saco, saben que no son tan de mi agrado. Mi desprecio hacia las personas es tal que creo que los animales son mejores, pero admito que hay personas que sí valen la pena y me agrada su compañía. Otra razón por la que sea muy callada es porque no tengo nada que decir, y si no es interesante o importante lo que vaya a decir, prefiero no hacerlo, no me gusta hablar por hablar. Además de cierta impresión que a veces tengo de que lo que diga no les va a importar a las demás personas.

A la gran mayoría de las personas, bueno, creo que a todas, no les gustan las personas calladas, les molesta el silencio que hay cuando están con una persona así. Por lo que no tengo muchos amigos, pero no me importa, no quiero tener cerca de mí, personas a las que les fastidie mi presencia.

Sé que no se me da mucho el habla, pero lo mío es la escritura y es lo que me disfruto hacer. Ah, y se me olvidaba, otra de las razones por las que no hablo mucho, es porque me da flojera dar explicaciones, prefiero las respuestas cortas, simples y concretas. En serio odio las explicaciones, porque eso implica hablar mucho y me fastidia. Incluso jamás le habria dado a nadie esta explicación de mi mutismo en forma oral.

Bien, ahora que ya saben el por qué, ya no me pregunten, que realmente me da flojera decir todo lo que ya escribí.

sábado, 14 de abril de 2007

El dolor de vivir

Ah, este es un ensayo que escribí en la prepa, espero les guste, aunque ahora cuando lo vuelvo a leer, siento como si no lo hubiera escrito yo, no sé por qué.


EL DOLOR DE VIVIR

“Golpes como el odio de Dios; como si ante ellos
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma...”

Los heraldos negros,
Cesar Vallejo

Cada día ves la vida pasar, cada día tratas de vivir con este dolor, no puedes resistirte ante el llanto, desearías dejar de llorar. Sabes que eres una carga para los demás, ellos no entienden como puedes llegar a sentirte, no entienden que ya no quieres vivir.

No saben por todo lo que has tenido que pasar, por los caminos oscuros que has tenido que transitar. Tal ves piensen que eso ya no importa, que debes vivir tu presente y pensar en el futuro, pero como olvidarlo, como ser feliz en un mundo como este. En tu interior existe un vacío inmenso del que no sabes salir.

No sabes qué hacer. Ningún consuelo material o humano te conforta. No tienes a nadie. Necesitas desahogarte, pero no hay con quien y no sabes como. Necesitas un consuelo, necesitas descansar.

Ya no quieres llorar, pero no puedes evitarlo. Tu corazón sangra de dolor y tus lágrimas fluyen hasta más no poder.

Todo pierde sentido, ya nada te importa. Encuentras pequeños momentos de felicidad en tu vida que llegan a tranquilizarte un poco, pero no es suficiente, necesitas más, necesitas creer en ti, para seguir luchando.

Notas un cambio en ti, en tu forma de ser, de pensar y de actuar, y notas un cambio en los demás hacia ti. Ya no están contigo, se alejan de ti en el momento en el que más los necesitas. Tal vez se han hartado de ti, de tu forma de ser, de pensar y de actuar. Ya nada te hace feliz, te vas hundiendo en la inmundicia de tu alma triste y sola. Antes tenías la esperanza de que ese alguien siempre estaba contigo aunque todos se alejaran, pero sientes que te ha abandonado como al hijo que nunca quiso.

Aguardas desesperadamente aquello que te aleje de estas malditas ideas que terminarán colmando tu vida. No sabes qué será o quien, solo lo esperas; esperas alguna salvación, algo o alguien que te saque de la mugre de esta soledad.

Tu alma empieza a desangrar con lágrimas de ira, dolor y frustración. Todo este llanto te consuela un poco, desnudas tu alma, no piensas en nada, sólo lloras. Te sientes liberado, te sientes más humano.

Pero tu existencia en este mundo es inútil, solo un pequeño rasguño en tu piel te liberará. Pero tienes mucho miedo de lo que pasará después. Aunque sabes que no hay mucha diferencia entre respirar o no, porque tu corazón y tu alma están muertos, muertos en vida. Sólo queda sobrevivir con una sonrisa fingida, vegetando en este mundo, disimulando que no pasa nada y esperando ansiosamente aquel día en el que él tome tu vida entre sus manos y la destruya para que al fin puedas descansar.