El amor hereos era una enfermedad que figuraba en los libros
de medicina en la Edad Media. Esta enfermedad sucedía cuando una persona se
enamoraba de otra y no era correspondido; el problema se daba porque “el amante
esculpe en su alma la cara del amado” (Culianu, 62), entonces su alma se
convierte en la imagen del ser amado y se le pasa a éste, y a causa de esto, el
sujeto se queda sin alma y si no es curado, puede morir; para que no sucediera
esto, el ser amado debe corresponder el amor y darle su alma, para que así cada
quien tenga un alma, el alma del otro, es decir, “A se ha transformado en B, B
se ha transformado en A” (Culianu,
63). Pero si no era correspondido, el sujeto se quedaba sin alma y era reducido
al no-existir.
Esta enfermedad iniciaba cuando el sujeto queda fascinado[1] con una persona en
especial y no se cansa de mirarla, “emite por sus pupilas tanto espíritu[2] mezclado a la sangre que
su organismo pneumático[3] se debilita y su sangre se
espesa” (Culianu, 61), entonces el sujeto sufre.
Los síntomas de esta enfermedad, según Bernardo de Gordonio
en su Lilio de Medicina son: la
pérdida del sueño, del comer y del beber; su cuerpo adelgaza, salvo los ojos,
tienen profundos pensamientos con llorosos suspiros. Si oyen cantares de
separación de amores en seguida comienzan a llorar y entristecerse, y si los
oyen de unión en seguida comienzan a reír y a cantar. Su pulso es diverso y no
ordenado, pero es veloz, frecuentemente y alto si la mujer que ama llega al
enamorado o la nombrasen o pasase delante de él. También explica la causa, que
es creer en la perfección del ser amado y que si la pudiese tener, alcanzaría
su felicidad. Entonces el enfermo descuida su cuerpo y no hace caso de la
razón. Para curar esta enfermedad, el médico primero recurre apelando a su
razón, hablándole de los peligros del mundo, el juicio final y los gozos del
Paraíso, pero si el enfermo no reacciona, el médico para a darle azotes, le
cuenta cosas tristes para que se olvide de su otra tristeza, después le cuenta
cosas alegres, lo aleja del ocio dándole ocupaciones para que se olvide del ser
amado, le dice que se vaya a viajar, que ame a muchas mujeres para que se
olvide de una, le ofrece música; pero si el enfermo no se cura, entonces
recurre a buscar a una anciana que le hable mal de su amada; y si con esto no
se cura, el enfermo ya no tiene remedio y está destinado a la locura y después
la muerte. (Rodríguez González)
[1]
“La fascinación es una fuerza que, partiendo del espíritu del fascinador, entra
en los ojos del fascinado y se introduce hasta en su corazón. Es espíritu es
pues el instrumento de la fascinación; emite, por los ojos del cuerpo, unos
rayos parecidos a él mismo y lleva consigo la virtud espiritual” (Culianu, 61)
[2] “...el
espíritu está definido por los médicos como un vapor sanguíneo, puro, sutil,
caliente y luminoso. Producido por el calor del corazón a partir de la sangre
más sutil, se eleva hacia el cerebro y sirve al alma para ejercer activamente
los sentidos internos así como los sentidos externos.” (Culianu, 59)
[3]
Pneuma en griego, significaba “espíritu”.
FUENTES
FUENTES
Culianu, Ioan P. Eros y magia en el Renacimiento. Trad. Neus Clavera y Hélène Rufat.
Madrid: Siruela, 1999.
Rodríguez González, María Teresa. “La
filosofía, la medicina y la poesía en la Edad Media: Sobre el amor”. Revista UNAM: Revista Digital Universitaria.
10 de diciembre de 2008 Vol. 9, No. 12. Universidad Autónoma de México. 3 nov. 2009.
1 comentario:
Me encanto el articulo
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